La memoria hila, una metáfora universal

Por Carlos Ernesto Cabrera Miranda


Mi felicitación a la FELICAJ por esta décima versión de nuestra importante feria internacional del libro en Cajamarca. Mi gratitud a Elma Murrugarra por permitirme este privilegio; un honor presentar este valioso poemario: La memoria hila, ganador del Premio Copé de Poesía que organiza Petroperú.

Al respecto permítanme un comentario sobre el Premio Copé.

Petroperú eligió este vocablo para nombrar su concurso literario y sello editorial, Premio Copé y Ediciones Copé, respectivamente.

Desde arcaicos tiempos encontramos presente el petróleo en todas partes. En cada lugar tuvo su propio nombre, los antiguos peruanos le llamaban copé.

El Premio Copé es un concurso literario, que impulsa PETROPERÚ desde 1979, organizado en bienales: cuento y ensayo, poesía y novela, es, considero, el premio más constante y consolidado de las letras peruanas, por la legitimidad de su veredicto respaldado por instituciones importantes como la Academia Peruana de la Lengua, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Ministerio de Cultura.

Siendo un referente de los eventos literarios, entre los ganadores y finalistas se cuentan destacados exponentes de la literatura peruana, como Washington Delgado, José B. Adolph, Leopoldo Chariarse, Eduardo Chirinos, Ana Varela, José de Piérola, Eduardo González Viaña, Gregorio Martínez, y así como ellos nuevos escritores y poetas que van escribiendo su nombre en el parnaso literario nacional.

La memoria hila, el más reciente poemario de Elma, fue galardonado con el prestigioso Premio Copé de Oro de la XXI Bienal de Poesía 2023.

En esta ocasión se recibieron 802 poemarios de todo el país y del extranjero. 

Respecto de La memoria hila, el acta del jurado señala: Presentado con el seudónimo Azul, mereció el Premio Copé de Oro en razón de la sutileza de su lenguaje, que reúne verso y prosa, para hilar una mirada sobre la cultura peruana que logra bordar y anudar lo concreto y lo inmaterial, el gozo y el dolor en una trama de resonancias costeñas y andinas.

Este premio refrenda su calidad literaria, y coloca su poesía en el lugar preponderante de nuestras letras. Ya antes nos entregó otros libros de poesía como: Juegos, La función de las parcas, Al sur en Caral y Cuentos de Domingo.

Vale decir, además, que Elma es la tercera mujer en ganar el Premio Copé, después de Rocío Castro Morgado y Ana Varela, completando una trilogía de autoras que se han convertido en referentes literarios del Perú, uniéndose en el parnaso poético a Blanca Varela, Yolanda Westphalen, Magda Portal, Rosina Valcárcel, entre otras grandes poetas peruanas.

Respecto del poemario, La memoria hila, considero que el título del libro es de gran amplitud … Una metáfora diríamos natural, pero, universal. Parece que la frase estuvo ahí para que sea el título de este sobresaliente poemario. Así, el título se vuelve un clásico, como otros títulos con frases imperecederas: Todas las sangres, El mundo es ancho y ajeno, Los heraldos negros, La danza inmóvil, El laberinto de la soledad, Las flores del mal, títulos clásicos… 

Y, queriendo ahondar en el título del libro tenemos dos elementos, la memoria y la acción de hilar. Sabemos que la memoria es un componente esencial de la mente. La mente sería la madeja de la cual se hacen hilos. La memoria hila de la madeja de la mente.

La memoria como facultad mental nos permite registrar, codificar, almacenar y acceder a datos, ideas y sensaciones del pasado, desde infinitud de la mente. Y lo más importante; la memoria es fundamental para la construcción de la identidad personal y colectiva, para el aprendizaje continuo y la adaptación al entorno.

Además, el acto de rememoración no es pasivo, la memoria interviene para aceptar o rechazar, para construir o destruir, promover o censurar.

La acción de hilar es, redundando, hacer hilos. Y hacer hilos es una acción ancestral, desde de nuestros antepasados, y con gran maestría.

La metáfora del hilo como discurso poético, se emplea en numerosos sentidos.

El hilar y tejer era y es cotidiano, y esa tarea se traslada a los textos literarios; allí podemos ver que el hilo significa la vida misma: lo que conocemos universalmente por el hilo de la vida que patenta la inevitable fragilidad de nuestra existencia que se desprende de la otra frase la vida pende de un hilo. Y con ese hilo, cada ser humano confecciona su tejido, que es imagen de su trabajo en su paso por este mundo. Así, en el poemario encontramos los versos que la memoria hila para presentarnos paisajes interiores y exteriores de nuestra vasta y rica cultura. 

Reflexiones estas para destacar el acertado título del poemario, ya un clásico de la poesía.

Y enlazando el arte textil y la poesía, Elma Murrugarra considera que: “la poesía en el Perú empezó a escribirse en los tejidos, con bellos símbolos que, hasta el día de hoy, nos transmiten alegría, admiración, asombro y dolor”. Y es que en numerosas culturas el concepto de tejido se ha considerado desde siempre unido a ideas de creación, de complementación y de vida.

Hay que decir que los tejidos peruanos representan una de las riquezas culturales con mayor historia de nuestro Patrimonio Inmaterial. 

Los tejidos son un documento vivo, así como hoy lo es también el poemario, un manto poético urdido con elementos de nuestra cultura, con nostalgia, pero también con orgullo, siguiendo ese hilo imperecedero que nos enlaza a nuestra historia milenaria, exponiendo en sus versos una voz que se niega a desaparecer. 

El libro está dedicado a su madre, doña Juanita Pinedo de Murrugarra de quien heredó el arte de tejer con la palabra, pues ella la acercó a la poesía. Hay que destacar, con orgullo para Cajamarca, que los padres de Elma son cajamarquinos. Cajamarca late en el corazón de la poeta; esta tierra con tradición de eximias tejedoras. Así lo evidencia su arte ancestral en diferentes provincias de nuestra región y que nuestra connotada paisana, antropóloga, Haydée Quiroz Malca ha registrado en sus estudios, en especial en su libro ‘Mujeres de Qallwa’, obra que busca difundir los saberes del arte textil de mujeres de San Miguel de Pallaques – Cajamarca.

Elma ha hilado muy fino, porque no se puede tejer solo por tejer, lo hace con la sapiencia de un buen tejedor de palabras, enlaza las palabras en un discurso poético que no pierde el hilo, y consigue bordar el manto de su poesía que se ofrece serena, calma, pero rotunda. Y nada sobra, no hay palabras hilvanes sueltos…

Apuntemos que, los textos y los textiles son dos maneras parecidas de crear. Ambas provienen de la palabra latina textus, que significa “tejer”, “entrelazar”. 

Y en esa línea, el libro está dispuesto, urdido, en seis secciones, cada sección tiene un título referido al hilo o torzal en sus diferentes formas de trabajarlo. En textilería, un torzal es un tipo de tejido.  Así, cada sección tiene un título y tenemos: Torzal con decoración geométrica, Torzal con tramado oculto; Torzal con flecos, Torzal de pares alternos y Torzal simple, cada apartado contiene sus poemas.

Destacamos, asimismo, que todos y cada uno de los poemas tienen un epígrafe de destacados poetas, estos epígrafes están vinculados al poema, así, la voz del Churata, Westphalen, José María Eguren, Vallejo, Mario Florián, y otros, participan y son diríamos la filigrana para consolidar y embellecer el tejido, el magistral manto literario.

Viendo la poesía tenemos que, en los poemas “El oro” y “Las piedras”, se muestra la riqueza material de nuestra patria a través de la túnica de la Señora Chimú, forjada en oro. Aquí sentimos nostalgia del tiempo; y quizás la querencia embarga al espíritu de esta dama de nuestro pasado, pues como dice el verso: “ahora lejos de su antiguo reino en un salón alemán”.

De igual modo, en el poema “La vicuña”, —que con acierto figura en nuestro escudo nacional— resalta la calidad de su fibra; además con delicada ironía resalta la espontánea y natural riqueza de las antiguas reinas de nuestras culturas, y los versos dicen: “hoy entre rituales y danzas noventa y seis vicuñas se esquilan para confeccionar un traje uno atesora el rey de Inglaterra y el de Marruecos tres pero los de las reinas de Huari son incontables en oro se pesa su noble pelaje”.

“Las piedras”, el poema, da cuenta de nuestras monumentales construcciones con piedras poligonales que ni un hilo las traspasa. El poema “El algodón” expone el trabajo para teñirlo, luego en el proceso del hilado “el huso marea el tiempo”.

La ancestral sabiduría, creencias y saberes se exponen en los poemas “La achira” y “Los atados”: El poema dice: “Solo si ves al jaguar / en la flor de la achira / susúrrale la traición / y lía una cinta en su tallo / Al anochecer / les pegará en los huesos”.

El poema “La urdimbre” nos acerca a la realidad de los operativos y de los cuarteles en nuestra selva, marcados por la violencia y la metralla.

Así, logrados poemas que conforman el libro. Libro que se abre con un poema en prosa, “El oro” y cierra con un instrumento: la aguja, para dar la puntada final a esta obra maestra.

En el poema “La aguja” donde está el verso “la memoria hila”, que da título al libro, encontramos contrición y a la vez desencanto como parte de nuestra ambivalente idiosincrasia andina y mestiza. Algunos versos dicen: 

Un viernes de semana santa

Jesús se lleva lo que alcanzo a darle

Una aguja. 

Otros versos indican:

Las papas sembradas en julio

Por los devorados

Son abortadas

Entre los surcos de Ayacucho.

Nos revela asimismo que el ojo de la aguja es un portal y si está abierto se pasa a otras dimensiones: “Ese ojo de la agujaUn portal abierto A otro continente”.

Continentes adonde hemos llevado la papa: 

“Papas

Que los peruanos domesticamos

Hace más de nueve mil años

 

Seis mil cuatrocientas

Variedades

Cifras que se enlazan

 

Corazones de tierra 

Cargados al hombro 

En telares de algodón 

O de vicuña

 

Finísimos

Anudados como quipus 

Que cuentan la historia

 

Cual hilo de oro 

Que pasa por el ojo de una aguja

Y nos regresa al Perú 

Siempre”.

A manera de conclusión, diremos que Elma teje las imágenes de una obra poética que busca, por medio de la memoria, el encuentro con los otros, y reiterando que, el acto de rememoración no es pasivo, Elma nos invita veladamente a la acción, sin conminarnos, motivándonos sencilla y hondamente a repensar nuestra realidad, a partir de descubrirla maravillosamente diversa, difícil, pero generosa y múltiple, quizás para rescatar los hilos perdidos de una cultura reprimida y de armar, en la incansable búsqueda del equilibrio, un telar donde se pueda trenzar el sol con la luna y el pasado con el futuro, para revalorarnos en nosotros mismos y para que la literatura no se reduzca a simple entretenimiento y gozo.

Elma nos ofrece un libro infaltable en nuestras lecturas, un poemario de los más destacados de poesía peruana, y lo podemos encontrar aquí, en la Feria del Libro de Cajamarca.

Felicitaciones Elma.

 

Cajamarca, FELICAJ 2025.