La memoria hila fino

Por Soledad Aráoz Cartagena

Los ojos y manos de Elma Murrugarra hilaron fino para la publicación de La memoria hila, que es herencia, que son recuerdos de un pasado glorioso y un futuro cada día más incierto. 

A través de sus poemas apreciamos detalles preciosos de la grandeza y complejidad del Perú. La pluralidad natural y étnica son la riqueza del país maravilloso que habitamos. La biodiversidad asombra a pesar de la codicia y el maltrato que sufren nuestros pueblos originarios. Cito una frase valiosa de Mariluz Canaquiri Murayari, lideresa del pueblo Kukama: “resistimos porque existimos”. 

La poeta consiente el rol de una “araña blanca” que con pureza de sentimiento ha tejido palabras llenas de valiosos argumentos para entender al Perú desde sus fibras más diversas. Su poesía nos lleva a mares, montañas y bosques. En su pecho palpita nuestro país con voz clara y profunda, develando metáforas que el tiempo ha trenzado con su ADN. 

Infinita alegría me brinda la poeta, mujer, hermana, hija. Ella ha escogido relatar nuestro tejido histórico y social desde el verso y la memoria. Vivimos en un país donde se lucha contra el olvido, la indiferencia y el racismo. Somos gobernados por miserables corruptos que sufren amnesia y la temible fiebre de poder y avaricia. Es necesario reorientar nuestro camino pero de la mano de la cultura y la poesía. 

Estos trece poemas divididos en seis auroras, me atrevo a llamarlas así, conllevan a la explicación entre líneas de lo complejo y laborioso del arte de tejer. A su vez cada uno de los poemas se abren con íconos cruciales de la poesía peruana; cada poema sin duda alguna, lleva una sutil gallardía. Degustar La memoria hila es un placer para el alma. 


 Cusco, agosto de 2024