El tiempo en la poesía de Elma Murrugarra


Por Marco Aurelio Denegri



Se ha publicado el poemario de Elma Murrugarra, titulado La función de las parcas; y dice Yolanda Westphalen, en las palabras prologales, lo siguiente: “El problema del tiempo como experiencia personal es muy importante para Elma Murrugarra, así en el primer poema del Acto I ella nos confiesa “el tiempo me consume”. El tiempo como fugacidad es diferente del cronométrico, la poeta dice “los cronómetro no mide las estrellas”. El tiempo anímico goza de una suprema libertad, así “una semana / pueden ser seis hora / o de repente cuatro días / una semana / puede ser ocho meses o de improviso tres años”, y en ese ámbito de irrealidad y magia transcurre toda La función de las Parcas”.

Las parcas, como ustedes saben, eran tres deidades hermanas, una de las cuales hilaba, la otra devanaba y la última cortaba el hilo de la vida; de ahí que parca sea sinónimo de muerte. Cuando Elma Murrugarra dice que el tiempo la consume, ese tiempo es la duración de las cosas sometidas a mudanza, ella está pensando en Cronos, así lo entiendo yo; pero Cronos es una de las clases de tiempo. Además de Cronos se distinguía en antiguo a Aión y Kairos, Aión es el tiempo indefinido y Kairos es el tiempo oportuno. Además habría que sumar a estos tiempos, en general, el tiempo sagrado que es el gran tiempo, el Alcheringa de los australianos, el pre tiempo de lo maravilloso y lo divino, esto es la edad mítica; el tiempo, como dicen los hotentotes, que está a la espalda del tiempo.

El tiempo cronológico nos consume: primero, biológicamente puesto que envejecemos, y en segundo lugar, anímicamente ya que por diversas causas perdemos el tiempo. Yo creo que lo que en personas de rica vida interior fatiga el ánimo, es el tiempo perdido; es decir, el que transcurre sin hacer nada provechoso o sin obtener ningún adelanto en todas aquellas cosas que nos proponemos realizar. Cuando vemos que nada camina y que el asunto es de lo más aburrido, entonces sentimos y nos fatigamos por ello porque estamos perdiendo el tiempo.

Cuando se siente eso de que el tiempo nos consume, es este tiempo perdido el que nos consume. Yo creo que en personas de intensa vida interior manifiesta no hay esta consunción, en principio creo, no la puede haber, esto se puede observar fácilmente en los grandes maestros de la espiritualidad oriental donde no hay esa consunción temporal por Cronos, porque ellos están en una dimensión temporal diferente o en otra clase de tiempo, el tiempo fuerte, el tiempo real, el tiempo del fundamento, el tiempo del mito. En este tiempo no hay esta consunción que si lo hay en el otro tiempo porque, repito, solemos perder lamentablemente el tiempo por diferentes causas.

En este poemario hay aciertos indudables, por ejemplo en la página 47 que dice:

Te miro
y no nos extrañamos

Te quiero
y no nos miramos

Te dejo
y no nos queremos

Te extraño
y no nos dejamos

En la página 37, dice la poeta lo siguiente:

Calina eterna
Procela infinita

concubinas fieles
del temor

Es decir, nebulosidad eterna, tormenta infinita.

Todas estas son muestras, en mi sentir, de un minimalismo poético de calidad. Pero sí hay un solo reparo formal que tengo que hacer. En la página 33 dice: "En gamético delirio”, gamético es el adjetivo correspondiente a gameto, que es un término de la jerga biológica, con que se designan las células sexuales masculinas y femeninas, cada una de ellas es un gameto; yo pregunto ¿Qué tiene de poético el término gameto, qué tiene de poético el adjetivo gamético? Sinceramente no tiene nada de poético. Aquí es una presencia impertinente, bueno, la única; dicho sea de paso, es un reparo menor. Y este reparo, por cierto, no invalida este poemario, que repito, es un buen poemario y lo recomiendo.


Lima, agosto, 2004.
Programa La función de la palabra, IRTP, canal 7